Por la persistencia de algunos
mitos, muchos ven la agresión sexista como algo "privado" que debe
tratarse en el ámbito familiar. De lo individual a lo público, por qué es clave
actuar rápido para cortar el ciclo de violencia.
El concepto "violencia de
género" se refiere a "todo acto de violencia sexista que tiene como
resultado posible o real un daño de naturaleza física, sexual o psicológica,
incluyendo las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de libertad para
las mujeres, ya se produzca en la vida pública o en la privada".
La violencia sexista ejercida por
el varón agresor contra una mujer es un círculo que comienza con sutiles formas
de manifestación y es importante estar alerta para detectar estas señales
indicadoras de una relación violenta. Los celos, el control y el aislamiento
son el comienzo de un ciclo de violencia. En el siguiente ciclo vendrán el
primer empujón y el primer golpe. Luego llegarán el pedido de perdón y la
promesa de que nunca más se repetirá. Pero este ciclo volverá a comenzar cada
vez con más violencia.
Es fundamental que las mujeres
que están viviendo una relación de violencia se acerquen a profesionales para
que se fortalezcan y comprendan que ese círculo no es generado por ellas y que
el objetivo del varón agresor es controlar y dominar, razón por la cual siempre
tendrá la excusa o el argumento para violentar. Y tener presente que "si
te controla, te grita, te descalifica, eso no es amor, es violencia".
Existen diferentes tipos de
violencia contra las mujeres: psicológica, física, sexual, simbólica, económica
y patrimonial. Estas modalidades contemplan desde lo intrafamiliar hasta lo
institucional, es decir, todos los ámbitos en los que se desarrolle la
violencia.
El denominador común de las
mujeres en situaciones de violencia de género es encontrarse con una baja
autoestima, un alto nivel de confusión, desvalorización, dependencia y
aislamiento. Es fundamental fortalecerlas y orientarlas para que puedan utilizar
los recursos que tienen.
Para ayudar a una mujer que esté
atravesando esta situación, en primer lugar tendremos que escucharla y
orientarla para que pueda acudir a alguna institución que cuente con un equipo
interdisciplinario y que evalúe la situación de riesgo en la cual se encuentra.
Es importante comprender que
cuando están en peligro la libertad y la seguridad de una persona –en este
caso, de una mujer que es maltratada– esta situación pasa a ser un delito. Por
lo tanto deja de ser algo privado, porque ningún delito es privado. Los delitos
se condenan y en este caso es imprescindible la condena social.
Si escuchamos una fuerte pelea en
una casa vecina y nos damos cuenta de que hay una mujer que está siendo
maltratada y optamos por "no meternos" con la excusa de que esa mujer
es una desconocida, ¿que sentiríamos si la mujer maltratada fuera un afecto
nuestro y alguien que escuchara la pelea subiera el volumen del televisor para
no oír sus gritos?
Mirando para otro lado somos
cómplices de la situación.
Llamar a una puerta para
interrumpir una agresión muchas veces salva una vida, porque al hacerlo estamos
impidiendo que el círculo de violencia continúe.
Se debe llamar a la policía si en
la situación de violencia, desde lo que escuchamos, tenemos indicios de que la
mujer corre peligro.
La violencia no es un destino
para ninguna persona; de un vínculo de violencia se puede salir si pedimos
ayuda y acudimos a los lugares donde nos pueden orientar y ayudar. Una vida libre
de violencia es un derecho.
Los mitos sobre la violencia en
la pareja están instalados en la sociedad y sostienen una cultura que justifica
la agresión y culpabiliza a la mujer que es maltratada. Es importante
reconocerlos.
• "Si una mujer se queda con
la pareja aunque la maltrate es porque le gusta, porque si no se
separaría". De hecho, la mayoría abandona la relación. Si no toman la
decisión es por el nivel de confusión, dependencia emocional y aislamiento al
que son sometidas.
• "Los hombres les pegan a
sus parejas porque son alcohólicos o drogadictos". Las agresiones nunca
son causadas por las drogas y el alcohol. Sólo algunos agreden si han
consumido. La realidad indica que el consumo aumenta la intensidad o
peligrosidad de las agresiones pero no las provocan.
• "Los hombres que maltratan
a su pareja están locos o enfermos". La persona que padece un trastorno
mental no tiene conciencia de sus actos, actúa sin control siguiendo sus
impulsos. El hombre violento sí tiene conciencia de sus actos. Decide ejercer
la violencia y a quién dirigirla. Casi la totalidad de los hombres que agreden
no están enfermos ni "locos", son simplemente criminales.
• "Un hombre no maltrata
porque sí, ella se lo buscó. Seguramente algo habrá hecho". Nada justifica
una agresión. La conducta del agresor suele ser imprevisible e independiente de
la conducta de su pareja.
• Aunque una mujer sea maltratada
por la pareja, "hay que quedarse por los chicos". Ser testigos de
agresiones tiene consecuencias graves sobre el bienestar emocional y la
personalidad de las niñas y de los niños. Sostener este vínculo familiar es
generar una escuela permanente de violencia.
• "Él le pega a la pareja
porque a veces no se puede controlar". La agresión es una elección y tiene
como objetivo el sometimiento y la dominación de la mujer.
• "La violencia hacia la
mujer en la pareja sólo se da en familias sin educación o humildes". La
violencia de género es un hecho que afecta a las mujeres, sin distinción de
nivel sociocultural, educativo o económico.
• "Le pega a la pareja
porque de chico le pegaban. No lo hace de malo". La relación no es la de
causa-efecto, no todos los hombres que maltratan a sus parejas han sido
testigos de violencia o han sido también maltratados. Hay hombres que han sido
maltratados en su niñez y en la adultez eligen no repetir la historia de violencia
en sus vínculos afectivos.
• "Las peleas en una pareja
son cosas privadas, no hay que meterse". No es un asunto privado ya que es
un delito contra la libertad y la seguridad de las personas. Mirar para otro
lado nos hace responsables de que "el secreto" siga protegiendo al
varón violento y aumente la soledad de la mujer que es maltratada.
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