jueves, 30 de julio de 2015

SI UNA MUJER TIENE PELOS EN LAS PIERNAS, ES UN HOMBRE



Muchos anuncios de productos depilatorios apuntan, de modo más a menos sutil, que si no te quitas el vello corporal, eres un adefesio. La nueva campaña de Veet“No te arriegues a machorrificarte” va un paso más allá. Esta nueva campaña se compone de una serie de anuncios en los que se muestran a mujeres que se trasforman en un hombre porque “se depilaron ayer”. Nótese que no se trasforman en cualquier hombre. Las mujeres iniciales tienen un aspecto cuidado y limpio y son atractivas. El hombre en el que se convierten al no depilarse no corresponde al equivalente, ni tampoco al hombre que verías en cualquier otra publicidad. El mensaje es claro: te conviertes no sólo en un hombre, sino en uno desagradable.
Tu amante mostrará repulsión, la mujer que te hace la manicura (inmigrante, por supuesto) quedará sobrecogida y los taxistas te negaran la carrera, aun pagando, si osas pasar 11 horas completas sin depilarte. Tras el “No te arriegues a machorrificarte” Veet nos indica la importancia de su producto: “Siéntete mujer las 24 horas del día”.

A pesar de que tanto hombres como mujeres tienen vello corporal, la campaña refuerza los estándares de belleza que dictaminan que el vello corporal sólo es algo aceptable en los hombres.
Una mujer con vello corporal sufrirá humillación y escarnio público, se convertirá en una paria social y perderá lo más importante en la vida de cualquier mujer: su sex-appeal. Su pareja sexual quedará horrorizado cuando se despierte por la mañana: nada peor que encontrarse con que su pareja no sólo no está buenorra, sino que además se ha convertido en otro hombre… y está metido en su cama!!! (nótese el tufillo homófobo adicional).
El último anuncio de la serie muestra a una mujer en una ambulancia trás sufrir un accidente. Cuando la médica le corta la ropa recibe una desagradable sorpresa al descubrirle las piernas. La accidentada, suficientemente humillada, suplica que no siga subiendo con la tijera “Por favor, ¡las bragas no!”. No sabemos si su terror se debe a que tampoco se ha depilado el arbusto o a que, a pesar de haberse convertido en un hombre, sigue llevando ropa interior femenina (tufillo again…) O quizás es que no siguió los sabios consejos de su madre advirtiendo “Ponte siempre ropa interior decente no vaya a ser que tengas un accidente”.
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En definitiva, Veet nos regala un nuevo ejemplo de sexismo, homofobia y prejuicios varios en los medios. La valía de la mujer, su aspecto físico, y el rasero por el que se mide, el juicio ajeno. Veet, muchas gracias, pero no, gracias.



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